sábado, 1 de enero de 2011

2011

Como cualquier número que le sigue a otro, suma y sigue.

El Aire del Tiempo sigue su camino y yo con él.

Como las composiciones de Strauss que suenan en la televisión cada 1 de enero, una tras otra, las notas marcan un concierto. Números, al fin, que marcan un tempo y un ritmo. Tenerlos en cuenta, analizarlos, sopesarlos y darles sentido, no es cosa de la ciencia o de las matemáticas, si no de las emociones. Una partitura no es para analizarla, es para sentirla, si nadie la toca y la siente, es sólo un trozo de papel.

La vida es como una partitura, llena matemáticas, tempo y ritmo. Un trozo de papel en el que escribir con maestría, que no servirá para nada, si no desarrolla emociones. Donde la perfección está obligada en la composición y la ejecución, porque de otra forma solo sería ruido. Pero que solo serán matemáticas sin las emociones que nos provoca al sentirlas.

Quizá por eso yo sea 39 y tu 40. Cuestión de Tempo y Ritmo. La diferencia de uno, que marca emociones. Matemáticas al fin de al cabo que se quedaran en un trozo de papel, que no servirán para nada, si nadie las toca y nadie las siente...

¡Feliz Año Nuevo!

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